Tempus fugit
- propuesta47cuentas
- 8 jun 2023
- 3 Min. de lectura

¿Tienes problemas con el tiempo?
Los mantras más repetidos socialmente son “no tengo tiempo”, “me faltan horas en el día”. Parece que vivimos en un vórtice de tiempos convulsos, que nos empujan hacia un estrés continuo en el que el día es interminable, a la vez que precisamos que dure unas cuantas horas más.
Caemos en la contradicción constante de lamentarnos por lo duros y largos que son los días, mientras comentamos que necesitaríamos tener más horas para completar las tareas que no hemos podido finalizar.
Esto no es algo nuevo, no es inherente a la sociedad actual o a los sistemas de trabajo, lo es a nosotros mismos, al ser humano. Radica en un aspecto que no queremos abordar: la falta de organización.
Lo hacemos inconscientemente con más situaciones. Por ejemplo, ¿no os ha sucedido que cuanto más dinero ganáis, mayores son vuestros gastos? Hablaremos de ello más adelante.
Esto forma parte de un comportamiento con patrones subconscientes muy arraigados, lo que nos lleva a nuestro tema inicial: “El trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine”. No lo hemos descubierto nosotros, tiene un nombre: Ley de Parkinson.
A muchas personas les sucede. Cuanto más tiempo disponen para realizar algo, mayor es su disposición para permitirse divagar y procrastinar hasta el último plazo. Tiene una gran vinculación en la productividad, la gestión de proyectos y los plazos de consecución. Este comportamiento suele acarrear conflictos, sobre todo ante imprevistos no planteados.
Parkinson exponía tres leyes fundamentales:
- “El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización”.
- “Los gastos aumentan hasta cubrir todos los ingresos”.
- “El tiempo dedicado a cualquier tema de la agenda es inversamente proporcional a su importancia” (Ley de la trivialidad).
¿Te sientes identificado al leer esto? Seguramente te suceda en ámbitos tanto profesionales como personales, es algo bastante habitual. Prestarle atención es un buen inicio para gestionarlo de la forma más adaptada a tus necesidades.
Hay multitud de abordajes. A nosotros nos gusta gestionarlo a través del coaching, la PNL y la gestión con Agile.
Con la primera acotamos y definimos los factores limitantes, el origen y cómo nos afecta.
Con la segunda resolvemos y reestructuramos los patrones conscientes y subconscientes que nos llevan a esta gestión deficiente.
Con la tercera, establecemos las bases para trabajar con metodologías probadas y efectivas en la gestión de proyectos, independientemente de su tamaño, de si son personales o profesionales.
Se ha escrito y teorizado mucho sobre el tema. Hay cientos de protocolos establecidos y tácticas. La mayoría tienen buenos fundamentos y funcionan… un tiempo. Puedes imitar comportamientos de personas organizadas, leer sobre ello, inspirarte, probar, contratar un asesor, hacer tablas, ponerte alarmas, etc. Funcionará… un tiempo.
Mientras no identifiques, abordes, trabajes y soluciones la base que te conduce a esos comportamientos, ya seas empleado, director, CEO, desempleado o estudiante… todo el trabajo que realices, todo tu esfuerzo, tiempo (partimos de la base de que buscas soluciones precisamente porque no tienes tiempo) y dinero, serán solamente un parche temporal.
Una vez más, no lo decimos nosotros, lo expone la Ley de Pareto o Regla 80/20. Viene a decir que en cualquier ámbito de la vida, personal o profesional, el 80% de las consecuencias provienen del 20% de las causas.
Como ves, no es necesario poner tu mundo del revés, solamente hacer una correcta identificación de las causas base (20%) que te condicionan en las consecuencias, en los resultados que estás obteniendo (80%).
Acostumbramos a hablar de ganancias, de dinero, de prospección. No pierdas de vista que reducir tu tiempo sin reducir tu productividad es viable, incluso creando más ganancias.
Hay más factores, como los ambientales, en los que se puede interpretar la Ley de Pareto a la inversa: el 80% de las personas te reportan el 20% de beneficios. Sé observador y selectivo con quien te rodeas, condicionan tu alcance y recursos.
Nuestra relación con el tiempo, el dinero y los objetivos no se establece cuando nos hacemos adultos ni cuando comenzamos nuestra andadura profesional. Es un patrón subconsciente profundo que se elabora habitualmente en la infancia, aunque los resultados sean observables en la edad adulta.
Si mientras leías esto algo ha hecho “click” en tu interior, contáctanos. Cuéntanos tu experiencia, tracemos un plan para crear soluciones efectivas y permanentes.
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